Vacaciones en parejas separadas: cómo evitar conflictos familiares
Las vacaciones deberían ser sinónimo de descanso y disfrute, pero para muchas parejas en proceso de separación o divorcio, pueden convertirse en una fuente de tensión. La gestión del tiempo con los hijos durante el verano es uno de los temas más delicados en el ámbito del derecho de familia. ¿Qué hacer cuando no hay aún una sentencia? ¿Cómo evitar conflictos innecesarios?
Cuando la separación llega antes del verano
Si la crisis matrimonial estalla justo antes de las vacaciones y aún no existe una sentencia judicial ni un convenio regulador, ambos progenitores tienen el mismo derecho a disfrutar del tiempo con sus hijos. En estos casos, lo más recomendable es alcanzar un acuerdo provisional que permita organizar el verano de forma equitativa y pacífica.
El riesgo de la sustracción internacional de menores
Lamentablemente, no siempre se logra ese acuerdo. Hay situaciones en las que uno de los progenitores aprovecha las vacaciones para viajar con los hijos al extranjero y luego no regresa. Esto puede derivar en casos de sustracción internacional de menores, especialmente preocupantes cuando los juzgados están cerrados en verano.
Durante agosto, los juzgados de primera instancia en España están inactivos, lo que significa que cualquier acción legal no podrá iniciarse hasta septiembre y la vista podrá demorarse otros 3 o 4 meses. Para entonces, los menores podrían estar escolarizados e integrados en otro país, lo que complica aún más su retorno. En muchos casos, el juez opta por mantener a los niños en su nuevo entorno para evitar un segundo cambio brusco.
¿Qué opciones legales existen?
Si un progenitor comunica que se llevará a los hijos al extranjero, el otro puede solicitar medidas cautelares, como el cierre de fronteras. Sin embargo, este proceso es complejo y lento, especialmente en asuntos internacionales. Además, algunos abogados recomiendan no informar del viaje hasta que el progenitor ya esté en el destino, lo que dificulta aún más la intervención judicial.
Conflictos cotidianos: intercambios y visitas
Más allá de los casos extremos, también existen conflictos más cotidianos pero igualmente estresantes: ¿Cuándo se recogen a los niños? ¿Qué hacer si no se cumple el régimen de visitas? ¿Se puede llamar a la policía?
Antes, los cuerpos de seguridad como los Mossos d’Esquadra o la Policía Nacional intervenían para garantizar el cumplimiento del régimen de visitas. Hoy en día, esta práctica ha dejado de considerarse delito, lo que limita las soluciones inmediatas. Si un progenitor incumple el acuerdo, el otro puede quedarse sin ver a sus hijos durante todo el verano, y solo podrá denunciarlo en septiembre, cuando el daño ya está hecho.
La importancia de anticiparse
La clave está en adelantarse. Si la separación ocurre en verano, lo más sensato es alcanzar un acuerdo provisional que cubra el período vacacional. En septiembre, se puede formalizar un convenio regulador que organice mejor el reparto del tiempo con los hijos y evite conflictos futuros. Si el acuerdo no es posible, será necesario iniciar el procedimiento judicial tras las vacaciones.
Conclusión: prevenir es proteger
En derecho de familia, cada caso es único. No existen soluciones universales, pero sí herramientas para prevenir conflictos. Un buen convenio regulador debe definir claramente el régimen de vacaciones y otras cuestiones clave. Así se evitan sorpresas desagradables y se protege el bienestar de los menores.